El caso es que ni te quiero,
que solo recuerdo haberlo hecho
y tampoco tengo claros los motivos.
Que hace ya como tres vidas que no te dedico
ni un minuto de sueño.
Que perdí tu voz al encontrar la mía
y desde entonces
cuando escucho tu nombre
se me parece a cualquier otro.
Que reconozco que una vez
fuiste la razón de mi existencia,
pero en mi presente eres tan prescindible
como la tilde en solo.
Que si me esfuerzo y hago memoria
me llega algún beso borroso,
pero ha llovido tanto
que puede que ni siquiera se trate de un beso.
Que tampoco eres tan guapo,
ni tan inteligente,
ni tan
…yo que sé.
Pero, joder, volvemos a encontrarnos
y otra vez esta puta parada cardíaca.